sábado, 25 de enero de 2014

Revolution (2x12), "Captain Trips": ¡Hay equipo!

Y con esta acotación de título futbolera arrancamos el comentario de hoy. En Revolution, por suerte, hay equipo para rato. Por un lado tenemos a la Familia Cabezota, formada por Gene Porter, su hija Rachel y su nieta Charlie, que han demostrado que, cuando hay que ponerse hombro con hombro, las adversidades del pasado quedan en segundo plano. Más que Porter son Porterini, típica famiglia italiana de las que conozco bastante y de cerca.
 Team Porter a full... cabezaduras de gran corazón

 Y este grupete hace buen match con el Equipo Zopapo, integrado por los Generales Matheson y Monroe, así como la nueva adquisición del segundo: su hijo Connor Bennet. Esta demostrado que tenemos locura monroense asegurada para la próxima generación: el pequeño Bennet es... de tal palo, tal chichón, y a mucha honra (encima ha heredado también la apostura del papi, así que hay fangirleo para rato, además...)
 El trío zopapo, o "Los muchachos se la bancan"... piña va, piña viene... digo yo... ¿no será mucha belleza junta, ya?

La semana pasada teníamos la impresión que la historia estaba empantanada. Por suerte, no faltó quien nos comentara que, posiblemente, se trataba de capítulos de transición y, por qué no, de relleno, y que probablemente las aventuras recomenzaran en breve. Visto el episodio de esta semana, tengo muchas expectativas que así sea.

1) El oscuro pasado (y presente) de los Neville.
Hemos tenido ocasión de confirmar algo que veníamos sospechando desde el principio: el cerebro detrás de Tom Neville es Julia. Sin sus ideas jugadas esa familia nunca habría sobrevivido al apagón. Ella era tan capaz de ponerle el cuerpo a los problemas como su marido de degollar a quien se le cruzase para secundarla. De hecho, si Tom se vuelve apto para sobrevivir a cualquier precio, es gracias a Julia. Que es tesonera, nadie se lo quita, aunque además no la quiera por arribista y un montón de otras cosas de ella que no me cierran. Pero, la verdad, nobleza obliga. Y lo cierto es que, en el fondo, ayer como ahora, cada vez que la señora Neville se la juega a fondo, es por el bienestar de Jason. Lástima que, últimamente, le venga saliendo tan mal... ahora sí que tengo expectativas por el capítulo próximo: quiero ver cómo se las ingenian para salir del trance y, de paso, rescatar al pobre muchachito, que ni siquiera pudimos verlo esta vez. ¡Soooo, vade retro, ietattore! No vuelvas a decir que te cae simpático el chico Neville, porque nos lo achuran malamente...
La señora Maquiavelo y su títere, digo, su esposo Tom... 

2) Las nano se ponen hard.
La trama de Aaron va camino de transformarse en road movie. Ahora las nano se han puesto perentorias: si no se obedecen sus tan sutiles "sugerencias", pueden sufrirse accidentes indeseables, como rápidamente descubre Priscila que, habiendo querido separarse de la búsqueda que Pittman acaba de emprender, es disuadida por la abrupta caída de un árbol que no sólo le cortó la retirada sino que casi la aplasta.
Ahora las maquinitas quieren que Aaron se dirija a un pueblito en Texas, y se lo hacen saber por medio de una imagen de Cynthia. Golpe bajo si los hay, él mismo les recrimina que, de todas las "caras" que podían adoptar, justamente eligieran esa, que es la que más le duele porque le recuerda sus errores más fatales.
La pregunta es... ¿qué habrá en el susodicho pueblito? ¿Estará allí el tío de las nano, es decir, el otro amigo que había intervenido en la creación del lenguaje de programación que esta tecnología "habla"? Bien, muchachos guionistas, acá también me engancharon para la próxima...
Mi pobre gordi va de sorpresa en sorpresa... ¡las que lo esperan!

3) Y, ahora sí, hay equipoooooooo!!!!!!
Tengo que advertirles que hasta aquí llegaron mi ecuanimidad y mi capacidad de hacer un comentario imparcial. A partir de ahora sigue un ataque furioso de morochismo. Ahí les va, considérense avisados. Ah, mi negro...
Ah, no, negro... vos me mirás así y después la gente pretende coherencia en lo que escribo... es demasiado...

Como ya vengo sosteniendo desde hace bastante, los patriotas dan asco y no me voy a detener en eso. Ahora sabemos qué contenían las dichosas naranjas adulteradas: las cepas de esta fiebre tifoidea modificada que se está extendiendo entre la población de Willoughby. Rachel, quien ha logrado una paz provisoria con el enemigo, con el objeto de ayudar a su padre y su hija a encontrar una solución para la supuesta plaga, ha podido mediante análisis de laboratorio determinar que todo se trata de un operativo de "limpieza": los infectados son personas con enfermedades degenerativas, o alcohólicos, o adictos, a los cuales evidentemente los patriotas consideran indeseables, y quieren "sacárselos de encima". Pero, obviamente, Truman tiene que mantener la apariencia de la epidemia incontrolable, y por eso pide la ayuda de quienes fueran sus enemigos hasta hace poco.
Rachel haciendo "dos más dos... horror". Detallito que sólo puede ver la loca: esos dos anillos en el dedo correspondiente de la mano izquierda... ¿son alianza y cintillo, o dos alianzas? ¿Se está asumiendo como viuda para que sea políticamente correcto lo que ya sabemos que va a pasar en breve? Jeje...

Ahora entendemos a qué se refería la periodista que habló con Aaron hace unos cuántos episodios... yo calculo que están deshaciéndose de los débiles, para poder más adelante operar sus planes de "reeducación" entre los "especímenes previamente seleccionados". Da escalofríos. Me imagino que a cualquier norteamericano promedio debe darle una grima terrible ver que toda esta movida pseudo-nazi la lleva adelante personal uniformado que luce el emblema de las barras y las estrellas, y esto me lleva a aplaudir a la dirección, porque me parece una decisión ideológicamente arriesgada. Veremos adónde conduce, veremos si "se la bancan"...
El que peor la pasa es el Dr. Porter. Mi pobre Gene, no me importa cuánto hayas metido la pata en el pasado, ni cuán cabeza dura seas hasta hoy, yo te quiero muchísimo. Hay una nobleza y una tristeza tan profundas en ese hombre que no me pueden dejar indiferente. Me conmueve. Y qué actor genial es Stephen Collins, capaz de transmitir emociones tan profundas con tan poco.
El doctor Porter se ha contagiado las fiebres... queda saber cómo, ya que, supuestamente, no se contagian sino que se inoculan mediante procedimientos ex profeso. No me cierra que los patriotas hayan pretendido matarlo así, cuando todavía les es útil. A lo mejor ha sufrido un accidente manipulando a los enfermos, y de esa manera contrajo el mal... no nos lo muestran. Pero, más allá de esto, lo que conmueve es cómo toda esta situación lo retrotrae a la época en que el cólera se llevó a su esposa, quien justamente se había contagiado por querer ayudar a los niñitos que habían contraído el mal. Cabeza dura como su marido (ya sabemos a quiénes sale la rubia...), no se había precavido y esa generosidad desinteresada la había llevado a la tumba.
Todo este trance, enfermedad de Gene incluida, ha permitido la restauración parcial de los lazos entre las tres generaciones de la familia... y ya sabemos que Revolution es la distopía que se pregunta por los lazos familiares: qué tragedia los rompe, y qué tragedia los repara...

Otros que están intentando recomponer el lazo son los Monroe, padre e hijo. Pobre Connor, más de una vez en el episodio debe haberse preguntado por qué moños no se quedó en México. Ahora se ve atado al destino de una pandilla de chiflados poco afectos por su propia vida, evidentemente, ya que se la andan jugando cada dos por tres.
Hay una escena en la cual Bass se lleva aparte al hijo para explicarle porqué hay que hacer lo que Rachel les pide (lo cual, básicamente, es arriesgar el cuello para meterse de contrabando en Willoughby para ir a buscar el supuesto antídoto que allí debe estar oculto). Es algo más o menos así: "Sí, ya sé, hijo, que la rubia está medio loca... pero vaya uno a saber porqué Miles realmente la ama, y si queremos que él nos siga ayudando tenemos que hacer lo que ella nos diga. Y al morocho lo necesitamos para lo nuestro, digo, para restablecer la república, así que venga, hagamos lo que la rubia chiflada quiere..." Toda la escena sólo merece un título, y sería: "Bass le explica el Miloe a su hijo". Te entiendo, Sebastian, yo tuve que explicárselo a Lula y no fue tan sencillo, qué diablos...
La cuestión es que, si bien al principio Connor muestra cierto sano recelo, la sangre monroense puede más y, medio episodio más adelante, ya lo vemos completamente inserto en la dinámica propuesta por su papá y su tío postizo.
Y hablando de tío postizo... ay, cuán enferma debo estar. Cuán insana. No puede ser, pero más bestia se pone mi negro, más muero por él. Fuera prejuicios. Esta vez no me pregunté si era moralmente correcto inocularle a la fuerza a Truman las cepas de la tifoidea para obligarlo a revelar la ubicación del antídoto. No, qué va... habrán visto cómo sonreía Monroe cuando lo veía al amigo "apretar" al incauto patriota (vean la foto que acompaña este párrafo...). Bueno, yo no sé si lo mío califica para sonrisa, pero seguramente era algo así. Nah, estoy perdida. No tengo argumentación racional para explicarlo, pero todo el capítulo fue un relajo de fangirleo. El porte, la forma de caminar, las expresiones... en fin, todo estuvo más que mortal.

Pero la cosa no va a terminar ahí, noooooo... porque después tuvimos el avance del episodio que viene...



ERA HOOOOORA, MI GENERAAAAAL!!!!!!!!!!!!!!!! Finalmente vamos a lo nuestro. Y creo no equivocarme, pero me parece que... ella va a ir al frente, y él va a ser el avanzado. Y mi pregunta es... General Matheson... ¿vos no eras una fiera con las mujeres? En la primera temporada, cuanta mina aparecía había tenido historia con vos. Maggie se salvó porque duró poco. O sea... ¿cuándo te volviste tan lenteja?
Y, además de eso... Bass en cueros nuevamente, chicas!! Hay para todos los gustos. Lo único que me preocupa, como fan del Charloe que soy, son esas sonrisitas de entendimiento entre la nena y Connor... ay, ay, ay, que ya me la veo venir...

Pues eso... a esperar el próximo capítulo. Hay muchos misterios por revelarse...

Ustedes perdonen, pero yo NO PODÍA dejar de subir esta foto... ya, no comento más. Fuente: http://revolutionnbc.net


domingo, 19 de enero de 2014

Revolution 2x11: "Mis Dos Padres" (sí, así en castellano). Todos los hombres de familia...

Hoy voy a aprovechar que los guionistas de Revolution decidieron ampliarnos la perspectiva de análisis, mostrándonos diversas realidades que se desarrollan en ámbitos geográficos separados. De esta manera, los comentarios se organizarán siguiendo, por separado, los derroteros de cuatro grupos de personajes. ¡Vaaaamonos!

1) Washington, DC. Cifrando la fe en las Jóvenes Generaciones.
He decidido ordenar los escenarios según el interés que me despertaron, comenzando por el que menos entusiasmo me generó. Y así que el primer lugar le toca a los Neville.
Ya lo vengo comentando desde la semana pasada, las aventuras de Tom el Trepador y su esposa maquiavélica me están aburriendo. Ya sabemos que la idea es lograr que Neville se convierta en el futuro presidente. Vamos, nadie lo dice a viva voz, pero conocemos el paño, y ayer, releyendo mi entrada final de la primera temporada, me daba cuenta de dos cosas. Primera, me equivoqué al señalar a Neville como el futuro líder de la Milicia, simplemente porque no quedó milicia alguna. Segunda, desde ese momento quedaban claramente planteadas las ambiciones de poder del muchacho. Es decir, todas las vueltas que den hasta llevarnos a un final que ya venimos prediciendo hace rato, deberían ser mucho más interesantes, de lo contrario pierde la gracia. Todo venía muy bien... hasta que mataron a Allenford. Qué le vamos a hacer, la verdad es que las argucias de Julia Neville no me resultan nada atractivas.
En ese arco, el único que me conmueve es Jason. Al final tenía mucho que ver con Charlie. Y no lo digo en plan romántico, para nada, sino desde el punto de vista ético. Ambos jóvenes tienen la cabeza mucho mejor plantada sobre sus cuellos que los adultos con los cuales se tienen que relacionar. A Jason no le interesa tanto el plan de ascenso social que siguen sus padres, sino detener, de una buena vez, los programas de reeducación de los cuales él ha sido víctima, y que trágicamente conoce desde adentro. Y, en ese sentido, está dispuesto a asumir los riesgos. Lástima que, me parece, papá Tom no está a la altura de las circunstancias...

2) Willoughby: nos une el espanto.
Aquí tenemos a la otra joven sensata de la serie, Charlie Matheson, en compañía de su abuelo Gene. Los patriotas han montado un nuevo campamento secreto cerca del pueblo, y allí han llevado a un amigo del doctor Porter. No se sabe con qué fines, cosa que nuestro dúo se propone averiguar.
Aquí vemos a nuestra genia aclarándole a su abuelo que ella puede anticiparse a sus decisiones... simplemente porque el padre de Rachel es tan tozudo como su hija y, en palabras de la nieta, ninguno de los dos escucha ni atiende razones. Charlie, sos grossa, hija mía, sabelo...
Y al final... ¿qué esconde el dichoso campamento? Pues... un nuevo problema médico, no sólo para el doctor Gene sino para todo el pueblo, patriotas incluidos. Y habrá que concertar un alto el fuego, porque sólo trabajando codo a codo será posible superar el desafío planteado por una nueva epidemia... (ahora me entra la duda... ¿no será una peste expresamente difundida por los "malos" para lograr manejar a Porter y aliados...?)

3) Spring City: Padre y Madre de Luciérnagas.
Las nano le habían mencionado a Aaron la ciudad de Spring City, y sabemos que ellas no hacen nada "por casualidad". De modo que nuestro Pittman se encaminó hacia ese destino, y allí se encontró con Grace y con... su antigua esposa, Priscilla.
Acá hay una constante en el guión de esta temporada: primero se mata a la pareja/posible pareja de un personaje, para después hacer que se reencuentre con un amor anterior. No sé si será mi error, pero veo el paralelo entre muerte de Justine Allenford/reaparición de Julia Neville y muerte de Cynthia/reencuentro con Priscilla. ¿Se les están agotando los recursos dramáticos, señores guionistas? (Beh, me he venido muy crítica, hoy...)
Y resulta que la antigua señora Pittman ha sido guiada hasta ese pueblo por las mismas nanoluciérnagas que trabajaban junto con Aaron. ¡Las nano hablan con Priscilla! La razón: ella había ayudado a Pittman en la elaboración del código informático que, sin su permiso, el gobierno de Estados Unidos había utilizado para el proyecto nanotecnológico. Por ende, la consideran su co-creadora. Por eso digo, las nano ahora tienen papá y mamá... y parece ser que hasta tienen tío, porque Aaron recordaba a otro colaborador, y se maravillaba por el hecho que todavía no hubiese llegado a Spring City.
Ésta es una de las tramas que más me interesan, principalmente porque estoy cruzando los dedos por nuestro querido gordi, deseando que no le roben la poca cordura que le queda. En algún momento del episodio él recuerda a Cyn, y lo hace con pena pero con resignación. Haberse encontrado con alguien que lo pueda entender, no sólo porque está pasando por el mismo trance sino porque aún lo quiere bien, habida cuenta de su pasado común, puede ser lo que Aaron necesita para caminar a salvo la débil línea que lo separa del abismo... ¡no me falles, Pris!

4) Norte de México: Heredero del Imperio.
Me guardé lo mejor para el final: la trama de los tres amigos en tierras mexicanas, y la lucha de Bass por establecer un vínculo con su vástago.
Estemmmm, digo yo... ¿qué tal hubiera quedado Mat Vairo haciendo de Jon Nieve? ¡Chito, vieja verde! ¡Calla boca!

Vale parafrasear el título de un clásico de Timothy Zahn, en el Universo Expandido de Starwars, porque ese es, precisamente, el lugar en el cual se encuentra Connor. Más exactamente, se le da la posibilidad de elegir entre la herencia de "dos padres": el imperio criminal de Núñez, el mentor que lo ha cuidado, protegido y enaltecido desde que los tíos Bennet fallecieran; o el sueño de recuperar otro imperio, tanto o más criminal, si se quiere, que el del mexicano: la república de Monroe. Porque, vamos, yo lo quiero mucho a Bass, es un psicópata encantador con un sentido del humor bizarro muy interesante, y la Milicia había sido un intento honroso de mantener el orden, en un principio... ¡pero seamos sinceros! Se había convertido en un sistema opresor. No voy a entrar en el debate de si era peor o mejor que el propuesto por los Patriotas, porque no me convence esto de estar comparando demonios para ver cuál es el menos malo.
Pero en fin, la cuestión es que a Connor se le abren dos caminos... y, como era de esperar, la sangre puede más.
Hubo momentos del episodio en que hubiera abrazado a Sebastian Monroe. "Qué tengo yo para ofrecerle al chico... ¿eh, Miles? Nada... no tengo nada más que mí mismo... y por eso le dí mi propia persona", cito de memoria, cuando le explica al amigo porqué no quiso aprovechar la oportunidad de huir, sabiendo que podría causarle un problema al hijo. Quien es, finalmente, el encargado de salvarlo y, en el intermedio, demostrar que en combate puede ser tan mortífero como su padre. Había que ver la carita de alegría de Bass, en medio de una refriega, cuando ve cómo se desempeña su niñito machete en mano... orgullo paternal genuino.

Bueno, ¿y la zona fangirl? Tuvimos muy poco General Matheson en este episodio, pero lo que hubo... ah, lo que hubo es suficiente. Miren nomás esta foto:
Ohhhh, yeahhhh!!!!!!!! Una temporada y media esperando que estos dos se dejaran de "que sí, que no, que bueno, que dale..." Sep, quien me viera y quién me ve, y sep de nuevo, quién fuera la rubia...

Es oficial...
¡Y otro dato! La frase de Bass, cuando Miles le recrimina que no se haya escapado y Monroe se justifica diciendo que no quería perjudicar a Connor: "¿No harías lo mismo por Charlie, eh?" ¿Tengo que entender que Bass supone que su amigo quiere a la sobrina como a una hija, o mejor presupongo lo obvio: que está enterado que ella es, efectivamente, hija de Miles? Cómo me he reído en ese momento...
"Vamos, morocho, que no llegué a ser el jefe de la Milicia comiendo vidrio..."

En fin, con la fuga de los Monroe en pleno y el reencuentro de los Pittman, ya me tienen cruzando los dedos por el próximo capítulo...


 Una foto nomás porque el cabello de Liz se lo merecía...


 Y otra nomás para malcriar a las Monroe Girls


lunes, 13 de enero de 2014

Revolution 2x10, "The Three Amigos": retorno con sabor a poco...

Sinceramente pensé que, al estar de receso, me iba a resultar más fácil mantenerme al día con el blog. Ni modo: marido y niños en casa a tiempo completo pegan mal con la necesidad de tener un rato tranquila frente al ordenador. Eso, sin contar que en Mar del Plata estamos en verano y contamos con unas hermosas playas, que nos llaman permanentemente a estar en contacto con el aire libre.
De manera que recién ahora encuentro el momento necesario para ponerme a comentar este tan esperado (al menos por mí) retorno del morocho, perdón, de Revolution. El acto fallido sirve, empero, para aclarar que mi relación con esta serie se ha deslizado, subrepticiamente, hasta alcanzar un doble carril: por un lado la amo, sencillamente, porque es mi encuentro semanal con Miles Matheson - Billy Burke, y no voy a entrar en detalles. Por otro, me tiene bastante desilusionada desde lo argumental.
Vayamos por partes y tratemos de ser positivos.

1) Érase una vez, en México: de todos los lugares a los cuales Miles podría haber mandado esconder al hijo de Sebastian, el que menos me esperaba era México. Pero sí, allí estaban los tíos Bennet, junto a los cuales el joven Monroe, que nos enteramos se llama Connor, ha sido enviado para escapar de su padre.
Las cosas se empiezan a aclarar al respecto, y para ello me ha sido necesario sacar algunas cuentas. Connor tiene 25 años, el apagón fue hace 15... Sebastian y Bass tienen 45 - 46, con lo cual Monroe fue padre como a los 20... es decir, la noche de pasión entre él y Emma que nos mostraron en el 1x16 no fue la última, ni fue la que dio origen al pequeño... si no me equivoco, ellos eran un poco más jóvenes en ese momento.
¿A qué viene tanto cálculo? Para abonar la siguiente teoría: Miles envió lejos al muchacho después del apagón, una vez que ya estaba montada la milicia y Bass había demostrado serias pruebas de desequilibrio. Por qué se lo había escondido antes, todavía sigue siendo materia de especulación.


Para las devotas del General Monroe... (www.revolution-show.com)

Otras delicias y clichés del episodio mexicano: la "vuelta de tortilla" de la situación fronteriza. Ahora son los norteamericanos los que hacen lo imposible por cruzar hacia el sur del Río Grande, ya que México se ha convertido en una de las repúblicas más ricas del momento. Sí, es un recurso archiutilizado en los últimos tiempos, pero mi alma "sudaca" siempre se regodea con eso... y uso el término que supuestamente es despectivo con toda intención: sudaca, y a mucha honra.

2) Pittman es una bomba de tiempo: me llamó mucho la atención lo comedido y contenido que nos vienen mostrando a Aaron, y me dio muy mala espina. Ese hombre va a explotar en breve, y el desastre se va a sentir desde lejos... mi pobre gordo, le han tirado con munición gruesa durante toda la serie y, pese a todo, se mantiene entero. Necesita urgente alguien que lo contenga. Conozco un par de voluntarias, lástima que no se pueda dar...

Por favor, que no nos embromen a nuestro gordo hermoso... (www.elizabeth-mitchell.org)

3) Charlie = genia = te quiero tanto, nenaaaaa! Bajo ese caparazón de chica dura, Charlie Matheson guarda un corazón compasivo... ah, es igualita al padre, digo, al tío...
Me gusta mucho la relación que ha entablado con su abuelo Gene, al cual parece comprender y perdonar más allá de todo límite. Y cuando le explica por qué no está enojada con él ("Ya entendí que no sirve de nada gritarle a los adultos...") demuestra una madurez que poco tiene que ver con la niña caprichosa que muchos veían en ella.
El que no gana para sustos con la nietita es Gene, quien no puede creer que su pequeña se haya convertido en una guerrera capaz de cargarse sin pensarlo a un lindo grupete de soldados patriotas.

4) Los patriotas me aburren...: y me dan asco... con todo ese cuento de las naranjas adulteradas para que provoquen ya no me imagino qué reacciones en la población de Willoughby, sería como para dar toda una diatriba. Pero me aburrí, me cansé de catilinarias en contra de los patriotas, son una bosta (perdón por la expresión, primera y última vez que la uso) y punto, no digo más. Y toda la trama con Tom "Pollerudo" Neville y la Sra de Maquiavelo tampoco me llegó a atrapar... estoy muy exigente (debe ser consecuencia del empacho que me estoy dando con el Sherlock de la BBC... NO HAY CHONGO DE POR MEDIO, LO ASEGURO)

5) Connor Bennet - Monroe: decir que me gusta es poco, el crío me encantó. Físicamente, se parece a Bass en lo blanco del ojo y hasta por ahí nomás, pero en la actitud, en la pose y en la manera de plantarse, es ciento por ciento Monroe. Eso hace que les vea el aire de familia que, objetivamente, no tienen... alguno dijo que parece más hijo de Miles que de Sebastian, y creo que desde el aspecto visual no está mal encaminado (nah... al morocho las criaturas le salen rubias, jaja...)

Matt Vairo interpretando a Connor... si yo tuviera unos quince años menos, es probable que lo hubiera chongueado, pero no... (www.nbc.com)


6) Ah, mi morocho... (zona fangirl, como si fuera necesario aclararlo, ay...): este apartado de mis comentarios sobre Revolution se ha vuelto redundante, así que no tengo nada que agregar. Sigo sin saber qué moños come don Billy para estar tan fuerte... sigo sin entender qué es exactamente lo que veo en Miles Matheson que me hace sentir que soy capaz de rendírmele desarmada y esposada (por lo menos en mi imaginación calenturienta, jajaja!). Y no voy a abundar en conceptos que, seguramente, a nadie le interesa conocer.

Ay... qué te voy a decir...

Lo único que voy a hacer notar es que Miles y Rachel duermen juntos. Sí, era hora. No, no sabemos a qué nivel de intimidad llega ese dormir en tándem. Por ahora sabemos que, en las dos oportunidades que vimos gente durmiendo en este episodio, ellos estaban lado a lado. Alguien me dijo cierta vez que no es lo mismo "dormir con..." que "dormir al lado de...", pero yo cruzo los dedos para que esos dos sigan juntos... de todas las formas posibles.

Evidencia gráfica...

7) Una buena, para el final: lo que más me gustó de este episodio es que volvemos a ampliar la perspectiva. Ya no estamos encerrados en Willoughby. Tenemos, por lo menos, cuatro frentes de acción: los "three amigos" en México, Charlie y Gene en el pueblito, Aaron en Spring City (porque las nano no se la pueden haber mostrado "porque sí...") y Neville en Washington. Ok, vamos por más... a esperar unos días...







miércoles, 8 de enero de 2014

De amistad, futbol y otras tragedias cotidianas: La Simetría de los Deseos, de Eshkol Nevo

Fuente: www.alibri.es

La lectura, ya lo sabemos, es una de las actividades más gratificantes que puede emprender una persona. Las razones son infinitas, quizá tantas como lectores existan. Pero creo que vamos a convenir en que una de ellas se relaciona con el hecho de permitirnos viajar a otros lugares, a realidades diferentes de aquellas en que solemos movernos. Leyendo conocemos otras culturas y, a veces, otros tiempos. Leyendo, llegamos a esos sitios a los cuales, tal vez, nunca nos llevarán nuestros pasos. Qué duda cabe, es una manera de viajar, tal vez de las más económicas y al alcance de la mayoría.
Y, si bien los libros han sido puentes para que conozcamos otros planetas, mundos paralelos, universos fantásticos o, sin irnos tan lejos, la sociedad de otras épocas, el ejemplar del cual quiero hablarles hoy no nos hará dar, precisamente, un salto tan largo. Simplemente vamos a trasladarnos al Estado de Israel, y podemos decir que contemporáneo, ya que los hechos se desarrollan aproximadamente a fines del siglo pasado y comienzos del actual.
La Simetría de los Deseos (World Cup Wishes, su título en inglés) es una hermosa novela, escrita por el joven israelí Eshkol Nevo. Y recalco lo de joven, porque este caballero nació en el año 1971. Una amiga mía solía decir que su parámetro para darse cuenta que estaba haciéndose adulta era el percibir que los médicos tenían más o menos su edad, o eran menores que ella. El mío consiste en constatar que los autores de los libros que me gustan son apenas mayores que yo, o sencillamente cuentan mis mismos años. Nevo me lleva solamente cinco... (Fuente de la fotografía: old.scuolaholden.it)
Se trata de la primer novela de este autor en ser traducida al castellano. Se publicó originalmente en 2007, y fue editada en inglés en 2010. Recientemente ha dado su salto al mundo hispanoparlante, y espero que pronto contemos con traducciones de otras creaciones suyas.

La historia trata acerca de cuatro amigos, que se conocen desde la escuela, y se encuentran al filo de la treintena... esos "años de yeso", en palabras de uno de los personajes, ya que durante los mismos parece ser que nuestra personalidad cuaja, y se decide quiénes seremos realmente en la vida: ya hemos elegido un camino, y nuestras posibilidades, aparentemente, se van reduciendo. Hay una suerte de vidas paralelas que ya no podremos vivir, porque nuestras decisiones nos han llevado en otras direcciones. Y de esas elecciones... hay que hacerse cargo. Pero... ¿será tan así? ¿Será que existe realmente un momento en el cual está todo dicho? Bueno, ese es uno de los interrogantes que nos plantea la novela.

Estos jóvenes treintañeros son originarios de Haifa, pero al terminar los estudios se han instalado en Tel Aviv, y cada uno ha ido desarrollando vida privada y profesional. Amijai trabaja en una empresa de seguros médicos, se ha casado muy joven con Ilana, una respetadísima psicóloga, y es padre de gemelos. Ofir es publicista, y se desempeña en una importante firma productora. "Churchill" (a este personaje se lo menciona a lo largo de todo el texto, principalmente, por su apodo, que el autor se encarga de explicarnos en algún momento) es abogado, con un brillante porvenir esperándolo en la fiscalía del Estado. Y Yuval, que es el narrador, y desde cuya óptica vamos a ir acercándonos a este grupo de amigos, ha estudiado Filosofía; no se ha recibido por haber dejado perennemente inconclusa su tesis final, y se dedica a realizar traducciones del inglés, idioma que maneja a la perfección ya que sus padres son judíos británicos emigrados al Estado de Israel.
La ciudad de Haifa... viendo ese mar tan azul y esa luminosidad del aire, sumado a la vegetación... ¡dan unas ganas de conocerla! (www.math.technion.ac.il)

Estos personajes, a primera vista tan disímiles entre sí, están unidos básicamente por dos cuestiones: una historia común y la pasión por el fútbol. Y fue este último hecho el que me permitió empatizar con una sociedad que, de entrada, me resultaba tan lejana. Qué lindo resulta descubrir que, más allá de las diferencias culturales, religiosas e históricas, algo tan sencillo, tan cotidiano y banalizado como el fútbol nos tiende un puente, nos hace sentir en ese otro tan diferente una nota que resuena. De repente, puedo ver algo de mi reflejo en el extraño... y así encuentro un punto desde el cual comenzar a interpretar y captar su profunda humanidad.

Ojo, no soy fanática del futbol ni mucho menos. Cuando hay que decir que uno es de un club determinado, digo que soy hincha de Independiente de Avellaneda, y lo he dicho toda la vida. Después de eso, soy un desastre, porque nunca sé contra quién juega ni cómo forma ni en qué puesto está. Pero me pongo contenta cuando gana y me apené bastante cuando, el año pasado, se fue al descenso. Pero el Mundial de fútbol es otra cosa. En mi país se vive como una fiesta que dura casi un mes. Los partidos de nuestra selección se miran sí o sí, no importa dónde te encuentres. Si estás trabajando, por dos horas se detiene todo y se pone el partido en la tele. Si sales a la calle en ese momento, no te cruzas ni a los perros. Si resulta que en un equis partido te sentaste junto a Mengano y llevabas puesto ese pantalón, y la selección resultó victoriosa... harás todo lo posible para, el siguiente partido, repetir la fórmula, a medias convencido que en esas "cábalas" está la clave de la victoria... o no, pero que pasa como con las brujas, "que haylas... haylas".

Estos amigos reflejan en sus gustos futboleros una realidad parecida. Y en ese reunirse a mirar los partidos del mundial encontrarán la ocasión de llevar a cabo una suerte de juego, que será el motor que pondrá en marcha la dinámica de toda la historia.

A Amijai se le ocurre que, reunidos mirando uno de esos cotejos mundiales, cada uno escriba en un papel tres deseos acerca de cómo le gustaría que lo encontrara el próximo campeonato, cuatro años más adelante. Medio en broma, medio en serio, sus compañeros se suman al proyecto y cada cual delinea tres propósitos pero, para preservar su intimidad, cada uno sólo lee a los demás el primero de la terna.

Y así, nos enteramos que Amijai quiere aprender shiatzu y abrir una consulta de terapias alternativas. Ofir, por su parte, sueña con abandonar su trabajo en la empresa de publicidad y dedicarse, de una vez por todas, a escribir la novela sobre la cual viene cavilando desde hace años. Churchill espera haber podido colaborar con la sociedad, interviniendo en un caso tan relevante que conmueva al medio y lleve a la comunidad a obtener una verdadera mejora en su calidad de vida. Y Yuval... el romántico del grupo, sólo desea que el próximo mundial lo encuentre casado con su amada Yaara. De hecho, sus tres deseos (es del único personaje que, por ser el relator, conocemos la terna completa) están vinculados a plantear una vida junto a la muchacha que es su novia.
Tel Aviv... la gran ciudad donde estos amigos se instalan para recibirse de adultos (www.bloomberg.com)

Pero el destino, si es que existe algo que pueda llamarse así... y al leer esta historia uno tiene sus serias dudas... el destino, o lo que sea, decía, ha dispuesto que esas expectativas se cumplan plenamente. Pero la gracia del asunto es que no las cumplirá la persona que las ha formulado, sino alguno de sus tres amigos. No les quiero adelantar más, porque lo hermoso de esta novela es la manera en que esas vidas se van entrelazando hasta llegar a tejer esa telaraña maravillosa en la cual cada uno de los personajes encuentra su reflejo en los otros.

Me gustaron muchas cosas de este libro. La primera, ya lo mencioné, fue la posibilidad de acercarme a una cultura de la cual conozco poco y descubrir, no sin alegría, muchas más cercanías que diferencias. Otra fue el carácter intimista con que está contada, desde los sentimientos genuinos, desde una suerte de magia cotidiana que siempre me resulta encantadora. Los personajes no son cartón pintado, son seres humanos que podrías encontrarte a la vuelta de la esquina, con sus días excelentes, con sus momentos de bajón, con sus grandes virtudes y con sus defectos mezquinos. Y otra, no menos importante, es el mensaje que transmite acerca de la necesidad de empoderarnos de nuestras propias vidas, de hacernos cargo, de animarnos a caminar en pos de lo que verdaderamente necesitamos, sin tener temor de desenmascarar los sueños falsos en el afán de hallar nuestros verdaderos objetivos vitales.

Mi personaje preferido: Amijai Tanuri. ¿Por qué? Porque tiene un corazón enorme, porque se juega por sus amigos, porque adora a su esposa Ilana y es capaz de hacer cualquier sacrificio con tal que ella esté feliz y se realice profesionalmente, porque es positivo... porque no se deja doblegar ni por las peores tragedias: él hace su duelo y saca del dolor una fortaleza que termina siendo una bendición para todos los que lo rodean y para la sociedad en su conjunto. Y porque es un papá excelente.

Conclusión: si esta novela se cruza en sus vidas como lo hizo en la mía, como "por casualidad", no la dejen pasar. Seguramente tiene algo que decirles... y esperemos que pronto tengamos más noticias de Eshkol Nevo.