domingo, 22 de junio de 2014

¡Te pido un Emmy para Alfie!

Es la realidad, vio... ese mundo ancho y demandante que está allá afuera y que se impone con sus horarios y tareas, el que no me deja mucho margen para escribir aquí. En el fondo, no me faltaron ideas para entradas en estos dos meses de silencio, pero sí el tiempo necesario para desarrollarlas como me gustaría. Tengo pendientes un par de artículos que, con algo de suerte, intentaré publicar en breve. De momento, me gustaría agradecer a Elwin por los comentarios que recién ahora descubro, en los cuales expresaba su preocupación por mi ausencia (aquí y en las conversaciones de su blog...). No se me ocurrió que la falta de publicaciones podría llegar a ser alarmante, ¡así que mil disculpas!
Pero bueno, aquí estamos... y como el reloj sigue apremiando se impone una entrada livianita. En fin...
La semana pasada terminó la cuarta temporada de Juego de Tronos. Mentiría si dijera que no me hizo sufrir. Es inevitable, están transitando el camino de la adaptación a la versión libre cada vez con más celeridad. La única forma de disfrutar este producto, siendo un lector de la saga, es teniendo esa premisa en claro, y tratando de separar la historia escrita de la televisiva. Mi receta es considerarlas desarrollos paralelos que, eventualmente, van a coincidir. Lo que no me inmuniza, obviamente, frente al disgusto que pueda causarme ver que alguno de mis personajes favoritos es maltratado. Con esto del maltrato quiero decir que, en ocasiones, los cambios llegan a traicionar rasgos esenciales de determinados caracteres (o, por lo menos, que me resultan esenciales en mi propia definición de tal o cual).

¿Qué puedo decir? En general, percibo una dulcificación generalizada de los personajes (salvo en el caso de Jaime, donde, ay de mí, se han empeñado en hacerlo quedar como un hombre abusador..., pero no voy a hablar de eso, no, no, no...). Como diría una amiga mía, la serie es la versión "Cajita Feliz McDonalds" de la obra martiniana. La gente es más buena, más sencilla, menos embromada que en el libro. Cersei mueve a compasión, cuando al leer uno tenía ganas de estrangularla. Tyrion no parece haber entrado en su espiral de oscuridad: al no haberse desarrollado la historia de Tysha y la participación de Jaime en ese engaño, mi amigo el enano no tiene motivos para enojarse mortalmente con su hermano, y se ha separado de él en los mejores términos. Y ni hablemos de la dupla de Norteños Malandras. Agradezco que no me hayan transformado a Psico-Ramsay en un woobie... pero lo dejaron unos poco metros antes de eso. Si hasta simpático parece... ¡Si hasta tiene novia, justamente él, que ya sabemos lo despreciable y monstruoso que siempre fue con las mujeres! Es decir, quedó en muchachito un tanto loquillo - al que de vez en cuando se le va la mano con los experimentos psicofísicos de dominación - que quiere a su pá y busca su aceptación. Trago en seco, pero no me quejo.
Su padre... ah, bueno... hubo un momento, durante la escena en que le muestra al hijo lo que será su herencia, y le entrega los papeles de legitimación, en que pensé que iban a terminar dándose un abrazo. Eso sí que hubiera estado fuera de canon. Todo Roose está ligeramente fuera de canon. No, no me quejo... para nada me quejo, déjenlo así, de todas las modificaciones que han hecho para la serie es la que más me convence. Me explico: este Lord Bolton tiene sentimientos y nos damos cuenta de ello. Los esconde, sí, los maneja a la perfección, pero los vemos. El del libro, por lo menos a mí, siempre me deja con la duda... es mucho más circunspecto. Ese sí que no sonríe...

Todo este cambio me tiene cruzando los dedos por el asunto... imagínense cuál es. El único crimen malándrico que no puedo ni quiero pasar por alto. Sí, ese asunto, la cuestión de la molinera. En el libro, Ramsay es producto de una violación: Roose descubre que su molinero ha contraído nupcias sin permiso y ha obviado, de esa manera, el ius primae noctis que, según las antiguas costumbres, aún rige en el norte. Hay una frase inolvidable del Lord Sanguijuela literario: "No me hagas arrepentir del día en que violé a tu madre"... frase de la cual me encantaría poder olvidarme en la versión televisiva. Sí, ya sé, miénteme que me gusta. Pero como dije antes, prefiero tomarme las dos historias como paralelas... Y si en la adaptación para la pantalla deciden hacer de cuenta que a la molinera le movía el piso el patrón, y que, gustosamente, lo dejó escabullirse bajo sus faldas un par de veces... los perdono... *mira para otro lado y pone carita de "yo-no-fui"*
Y hablando de norteños, ustedes se estarán preguntando cuándo vamos a hablar de lo que reza el título. Es así, nomás... me encantaría que le dieran un reconocimiento a Alfie Allen por la magnífica tarea que hizo interpretando a Theon Greyjoy - Hediondo esta temporada. El muchacho se pasó, "la bordó" como dicen en España. Estuvo magnífico, y aquí van mis razones.
Es probable que recuerden que, en la tercera temporada, me la pasé despotricando contra las escenas de tortura del pobre Theon. Esa apreciación no ha variado en absoluto, sigo considerando que tanto tormento explícito y en pantalla es innecesario. Hay formas mucho más sutiles y, por lo tanto, más perturbadoras, de hacer referencia a ese tipo de cuestiones. Pero ya sabemos que esta serie apuesta a las emociones fuertes, no a las sutilezas y a los figurados.
En esta temporada, nos tocaba ver el resultado del "experimento" llevado adelante por Ramsay, el Monstruo Menor. Ya no hablamos de Theon, sino de Hediondo. En la versión literaria, Martin hacía patente ese cambio desde el deterioro físico: un hombre extremadamente delgado, lleno de cicatrices, encorvado y tempranamente encanecido, al cual le faltan dientes, etc. Era bastante comprensible que, al traspasarlo a la versión televisiva, fueran necesarios ciertos cambios y adaptaciones...

Pues bien, en este caso, la transformación no se ha debido tanto al talento de maquilladores, vestuaristas o técnicos en prótesis, sino que el mérito se lo lleva, para mí, el genio actoral de Alfie Allen. Toda la génesis y aparición de Hediondo está dada desde la manera en que este gran intérprete hace carne en su propio físico la degradación inhumana del personaje.
Son un conjunto de factores, entre los que yo destacaría: la mirada huidiza, de animal acorralado y acostumbrado a los golpes - la sensación de "cosa rota" que Alfie le imprime a su cuerpo, al caminar encorvado y vacilante - el estremecimiento permanente que percibimos en él cuando Ramsay le habla - la renguera e inseguridad con la cual se desplaza. La verdad, me ha parecido impresionante.
Pero creo que donde más vemos la calidad del actor es en la forma en que se expresa con los ojos. Se hace patente, por ejemplo, en la escena del rasurado cuando, para demostrarle a su padre cuán efectivo ha resultado su tratamiento del prisionero, Ramsay deja que Hediondo lo afeite. En el proceso, le cuenta lo sucedido durante la Boda Roja. Allí percibimos un torrente de emociones atravesando la mirada de Alfie: la pena, el odio, la indignación, la impotencia, todo entremezclado de una manera que ablandaba el corazón del expectador más duro. Eso, sumado al levísimo temblor de la mano que sostenía la navaja de barbero... Impagable. Creo que ese fragmento, más la escena de la bañera, más el momento en que casi se quiebra durante la misión a Foso Cailin, serían pruebas suficientes para hacer de este joven intérprete merecedor de alguna mención en las premiaciones del sector.
Pero ya sabemos cuán injusta es esta industria... lo único que espero es que la carrera de Alfie despegue definitivamente con este personaje, y pronto lo veamos actuando en otros roles dignos de su calidad.
Seh, ya sé que me van a decir que soy muy parcial, que le presto atención porque es una criatura del arco boltoniano, que hay muchos otros actores en la serie tanto o mejores que él. Pero una cosa no quita la otra, yo no digo que los demás sean peores, solamente postulo que este artista es meritorio y me gustaría que se lo reconociera.
Y ahora me voy a seguir cumpliendo con mis deberes familiares... ¡Espero no volver a perderme por dos meses! Gracias por la paciencia, y seguimos aquí...