jueves, 31 de diciembre de 2015

Una heroína al estilo Chandler: Jessica Jones

No quería dejar que el año finalizara sin escribir alguna entrada, a modo de cierre del ciclo. Podría haber hablado de muchas cosas, pero prefiero dejarles un conjunto de impresiones acerca de una serie que estuve viendo hace muy poco, y que realmente me atrapó, al punto de terminar su hasta ahora única temporada en más o menos una semana. Se trata de la producción original de Netflix, basada en el cómic de Marvel, Jessica Jones.
La verdad es que no soy muy afecta al género, pero la influencia de dos amigos (uno virtual y el otro "presencial") que saben un montón del tema y además lo cuentan de forma fascinante, me animó a internarme en esta ficción. Así que agradezco a Elwin y a Federico por el impulso que me dieron, ya que realmente me lo pasé muy bien con esta historia.
Para entrar en tema, y sin spoilear a quien no haya visto este programa, podemos decir sucintamente que Jessica es una mujer entre los veinte y muchos y los treinta y pocos, que se gana la vida como detective privado, que es una solitaria, aunque de afectos sólidos, y que sale de lo común porque, merced a un accidente, ha adquirido superpoderes. La serie no se adentra mucho en de qué se tratan los mismos, dejándonos ver que la muchacha posee una fuerza descomunal y es capaz de saltar distancias fantásticas, a tal punto que parece poder volar aunque, según ella misma manifiesta, se trata más bien de "una caída controlada". Así las cosas, el motor dramático del relato tiene que ver con la reaparición de Kilgrave, el villano teóricamente fallecido, que actúa como némesis de la protagonista.
Toda la atmósfera en que se desarrolla la historia me llevó a sentir, desde el primer capítulo, que me estaba adentrando en una novela de Raymond Chandler, aunque con condimentos especiales, justamente a raíz de poseer la heroína este tipo de supercapacidades. Pero el halo de nocturnidad, la sordidez de los ambientes en que Jessica se mueve con soltura (aunque permanentemente tenemos la sensación que ella no pertenece a esos ámbitos), los bares, la presencia de los informantes con vida de marginales, y el aire de nostalgia cínica de la protagonista nos remiten al espectro de la novela negra. No me atrevo a afirmar que la Jones sea la versión femenina de Philip Marlowe, pero tienen muchos puntos en común.
Partiendo de lo básico, la profesión: detectives privados, con la salvedad que el protagonista chandleriano no solía aceptar casos relacionados con divorcios y, aparentemente, el seguir maridos o esposas infieles, documentando gráficamente sus andanzas, es el pan de cada día para Jessica. Otro elemento obvio es el cinismo, el aparente desencanto con la vida, el decadentismo de ambos personajes. Los dos viven en ambientes sórdidos, desordenados, oscuros. Ninguno de los dos parece poseer más de lo que lleva encima, y tampoco dan señales de preocuparse por eso. Arrastran su vida personal como si fuera un peso, del cual consiguen olvidarse sólo de dos maneras: trabajando, o bebiendo. Porque justamente otra característica de nuestra heroína es su afición a las bebidas fuertes, las cuales, salvo por alguna que otra resaca, no parecen causarle graves efectos. ¿Será a causa de sus superpoderes? ¿O meramente por el acostumbramiento?
Cuando decidí preparar esta entrada encontré, leyendo sobre las características del detective emblemático de Chandler, un análisis en el cual se comentaba que uno de los rasgos que diferencian a Marlowe de otros personajes similares, es su importante cimiento moral y el hecho que, bajo la fachada del cínico mujeriego, se esconde un hombre de sentimientos profundos, un idealista que, en el fondo, es todo un romántico. Creo que incluso en este punto podemos trazar el paralelismo con Jessica Jones.
Aquí es donde entra a jugar la que se transformó en mi personaje favorito de la serie: Trish Walker, amiga de la adolescencia, casi podemos decir hermana de la protagonista. Nuestra detective no tiene familia (otro elemento que la asemeja a Marlowe) ya que tanto sus padres como su hermano menor fallecieron en un accidente. Luego de esto, la joven fue adoptada por la madre de Trish y, a partir de ese momento, ambas muchachas comenzaron a forjar, con idas y venidas, una amistad que es, por lejos, el vínculo más sólido y sano de todo el programa. Con un pasado de "niña prodigio" sometida  a los dictados de una madre despótica que pretendía resarcirse, a través de la carrera de su hija, de las heridas de todos sus fracasos, Walker ha llegado a convertirse en una locutora radial de sólido prestigio, conduciendo el programa más escuchado de la ciudad. Justamente, el intenso vínculo con Jessica parte del hecho que ha sido su amistad, su apoyo e incluso el recurso a sus poderes lo que le ha permitido romper las cadenas que la ataban a su abusiva mamá. Como contrapartida, Trish actúa cual una suerte de faro que guía a su amiga en caso de necesidad, una especie de ancla que la mantiene con los pies en la tierra, y que se preocupa por su bienestar como lo haría una auténtica hermana. La verdad es que forman una dupla genial.
Los analistas opinan que otro rasgo determinante en Marlowe es que se rehúsa a recurrir a la violencia y al asesinato. En el caso de Jessica, vemos que también rechaza el hecho de matar por matar. Incluso si eso tiene un alto costo, la violencia extrema será para ella un último recurso. En varias ocasiones la vemos ante la posibilidad de matar a su archienemigo, pero considerará que le es más útil con vida. Tendrán que pasar muchas cosas hasta que nuestra heroína se replantee su forma de pensar frente a este tipo de crimen.
Ante tantas similitudes, llega un momento en que uno se detiene a reflexionar, y surge la pregunta: ¿Es Jessica Jones un calco espejado de algún personaje masculino, que se ha pretendido transformar en mujer para tener contentas a las feministas? ¿Hubiera dado lo mismo que, en lugar de Jessica, la serie estuviera protagonizada por un James?
Mi respuesta es que no. Precisamente por la relación de la que hablé más arriba: el vínculo fraternal con Trish, creo yo, no podría haber quedado tan bien plasmado si el lugar de Jessica lo ocupase un personaje masculino. No es porque no crea en la amistad entre hombres y mujeres, que sí creo en ella, sino porque el tipo de nexo que estas dos jóvenes entablan tiene rasgos que sólo se ven en la fraternidad de mujeres. No sé muy bien cómo explicarlo, pero creo que cualquier chica (de cualquier edad) que vea la serie podrá sentirse reflejada, junto a su mejor amiga o a su hermana confidente, en el lazo que une a Jess y a Trish.
De hecho, la serie está llena de personajes femeninos convocantes. Otro de los que más me movilizaron fue el de Jeri Hogarth, una abogada de renombre, cortante y precisa como un bisturí, manipuladora y bastante floja en cuanto a escrúpulos profesionales, interpretada de forma impecable por la célebre Carrie - Anne Moss. Este personaje, genio y figura de lo que en mi país llamaríamos "un ave negra" o "carancho", que es la manera en que se le dice a los abogados más interesados en lucrar con la justicia que en edificarla, contrata eventualmente a Jessica para conseguir pruebas que le permitan cerrar exitosamente sus casos. Como condimento, Jeri es lesbiana, está casada, engaña a su esposa con su secretaria (quiero hacer la salvedad que nada de esto es spoiler, queda claro desde el primer episodio), y esta situación la lleva al borde del divorcio. Como personaje es tremendamente interesante y está actuado con maestría.
Otra vez me surge la pregunta: ¿podríamos poner un hombre en el lugar de Jeri? ¿Las cosas serían diferentes, en ese caso? Esta vez, mi respuesta es distinta. Tengo la sensación que no se perdería ni se añadiría prácticamente nada si el personaje de la abogada lo representara un varón, más allá del obvio hecho que siempre es bienvenido que la ficción refleje la pluralidad de orientaciones sexuales que hay en nuestra sociedad. Desde ese punto de vista, me parece perfecto que se incluya la homosexualidad femenina y que se la presente en el contexto de una pareja estable con sus idas y vueltas.
Pero hecha esta salvedad, estuve investigando un poco y me encontré conque en el universo del cómic, el personaje en que está inspirado la doctora Hogarth es un hombre, tal como se explica en este enlace. La verdad, les confieso que esta situación aún me provoca sentimientos encontrados. No sé si me parece positivo o negativo el hecho que, por una vez que aparece una lesbiana en la ficción, y encima en un papel interesante, la guionen de manera que quede casi intercambiable con un varón. Por un lado, me enoja un poco. Creo que le quita singularidad al personaje, que podría haber sido claramente distintivo, desmarcándose un poco del típico trepador que sienta en sus rodillas a la secretaria. Por otra parte, no lo veo del todo mal, porque nos hace enfrentar el hecho que la falta de escrúpulos no es privativa de un sólo sexo. Supongo que no era cuestión de dar por sentado que, por ser una mujer homosexual, tenía que estar más allá de este tipo de situaciones. Pero, por otro lado, me sigue sonando a que los guionistas se limitaron a tomar un papel masculino y ponerle faldas. Les repito, todavía no termino de procesar lo que siento y opino sobre el particular; sus puntos de vista serán muy bienvenidos.
Más allá de esto, no tengo más que buenas calificaciones para esta serie. Me entretuvo, me mantuvo enganchada de principio a fin, los personajes en general me parecieron convincentes y entrañables. Y eso que no hablé nada de unos cuántos que merecerían párrafo aparte, como Malcolm, el vecino de Jessica, o el propio Kilgrave, que es un villano con profundidad, y le escapa al estereotipo del "malo porque sí". Por lo tanto, no me queda más que recomendarles, si aún no la vieron, que lo hagan. Déjense llevar por Jessica a su universo digno de Chandler: estarán en buenas manos.
¡Y muy feliz año nuevo para todos!