martes, 16 de julio de 2013

"Rastro oculto", o la virtualización de lo real.

A estas alturas del siglo XXI, resulta innegable que el uso masivo de Internet ha modificado nuestras pautas culturales de manera holística. Desde la forma en que resolvemos asuntos relativos a la economía doméstica, como el pago de la factura de la luz, hasta la manera en que nos vinculamos con nuestros seres queridos, especialmente aquellos que se encuentran lejos, la mayoría de nuestras actividades cotidianas pueden ser mediadas por la tecnología de la era digital. La educación, el ocio, los negocios, la cultura, la política y el activismo, la comunicación en general, han tomado un cariz particular desde que el uso de la red se ha vuelto masivo. Es verdad que una gran parte de la población sigue “fuera del sistema”, a qué ocultarlo, no necesitamos irnos a un pueblecito perdido del África subsahariana para saberlo; pero también es cierto que muchos gobiernos han orientado sus estrategias educativas hacia el norte señalado por la era de la conectividad virtual.

Esto, desde luego, presenta sus riesgos. Mucho se ha hablado de la paulatina desvinculación con el mundo palpable que sufren aquellos que se vuelven “adictos a internet”. Gente que, prácticamente, resuelve su vida entera por medio de un ordenador, y rara vez interactúa cara a cara con otros seres humanos, más allá de su entorno inmediato. Un paso más serio lo representarían aquellos que se forjan una “segunda vida” en el plano virtual, generándose nombres y vidas alternativas, llegando a pasar inclusive más horas del día en ese universo lúdico que en la realidad material que los rodea.

Pero hay otro problema. Y es lo que yo llamaría la “virtualización de la realidad”. Esto no comenzó con Internet, sino con el auge masivo de la televisión. Hubo un momento, faltaría determinar cuál, a partir del que “algo” ya no pudo ser tenido por real o importante si no aparecía en la tele. Por otro lado, las pantallas hogareñas nos permitieron seguir en directo, por ejemplo, los pormenores de la Guerra del Golfo, allá por inicios del ’91… (si seré viejita, que me acuerdo perfectamente…) o, pocos años después, los desastres perpetrados en la ex – Yugoslavia. Y acá está lo que, si no se trata adecuadamente, puede tener consecuencias nefastas: la guerra real pasó a parecerse cada vez más a una película… y, aunque sepamos cuándo es cierto y cuándo es ficción, yo me pregunto si no hay un punto en el cual nuestra conciencia se satura y perdemos la noción que eso que estamos observando en tiempo real es un verdadero bombardeo, no una toma producida por una computadora. Eso que veíamos brillando en los cielos orientales no eran fuegos de artificio: eran misiles… misiles que mataban gente. A lo mejor estoy siendo un poco alarmista, pero a veces sospecho que caminamos una delgada línea, más allá de la cual está la banalización del dolor ajeno, simplemente porque nos convertimos en sus espectadores, de la misma manera en que miramos una serie o una peli.

De algo de esto trata el film que me ocupa hoy. Rastro oculto, como fue traducida para España, Sin rastro para el ámbito latinoamericano, Untraceable es el título original. Aquí les dejo links con los datos completos, en castellano y el de IMDb. Protagonizada por la impecable y talentosísima Diane Lane, cuenta la historia de una agente de la división de delitos informáticos del FBI que debe abocarse, junto con su equipo, a la persecución de un complejo asesino. Éste somete a sus víctimas a tormento, haciéndolo público por medio de su sitio web, llamado sugestivamente “killwithme”. Y le propone un juego macabro a sus seguidores: cuantas más visitas reciba su sitio, más rápidamente morirá el sujeto en cuestión.


No les quiero contar la trama porque merece ser vista. Es una película fuerte, es cruda ciertamente, pero está contada con toda la altura que el caso amerita, filmada con un gran respeto y sin ningún tipo de gratuidad en lo morboso. Miren que yo me impresiono de nada, y realmente tengo una aversión física por ver sufrir a un ser humano. Las escenas violentas, si no son estrictamente necesarias, no las tolero, me hacen sentir enferma. No me pasó con esta película. Me dolió en el alma, pero tenía que verla porque el tema era esclarecedor.

 
La forma en que el “público” de este demente (porque el asesino es, ciertamente, un desequilibrado importante) se ensaña con la situación, es muy reveladora. La cantidad de visitas que recibe el sitio web aumenta de un “espectáculo” al siguiente. Y, si bien se supone que los espectadores saben que están presenciando un crimen, parecen no tomar conciencia que se están convirtiendo en cómplices del mismo. En el fondo, yo creo que el mensaje del film es precisamente este: cuando las barreras entre la realidad y la ficción se vuelven tan confusas, hay que estar alertas; cuando la conciencia se adormece frente al bombardeo de información que, a veces, nos asalta, es imprescindible ejercer la crítica desde un lugar responsable y adulto.


La verdad, no esperaba poder sacar un mensaje tan profundo y tan contundente de este thriller al cual llegué por razones nada serias (ya… déjenme escribir un par de frases académicas más…), pero me sorprendí, y muy gratamente. Además de esta lectura reflexiva que nos permite hacer, desde el punto de vista del entretenimiento debo decir que es magnífico. Es dinámico, te tiene al borde de la silla todo su metraje, te deja el corazón en un puño. Y no digo más, si no la vieron todavía (tiene sus añitos, es del 2008…) no se la pierdan. Después me cuentan.

Y ahora sí, el infaltable momento fangirl, donde se me va el academicismo al patio de atrás, y mi cerebro hace “sob” y se cruza automáticamente de vereda…


Hay un personaje… el agente Eric Box, que colabora en la investigación y que le sirve de pilar en el cual sostenerse a la protagonista. Si les digo que era la calidez de esos ojos la que me desataba el nudo en la boca del estómago, provocado por la crudeza del relato… ¿hace falta que agregue algo más para que sepan quién lo interpretaba?


Como decimos por estos pagos, don Billy estaba a punto de caramelo en esta peli. Con el corte de cabello que, a mi modo de ver, más lo favorece. Con un vestuarista que, por una vez, lo quiere bien y no lo hace usar esas corbatas espantosas que le vemos cada dos por tres. Con un personaje sólido, tierno, confiable, protector. Y esa voz… Sí, no es lo que se dice un “tipo lindo”, pero yo lo miro y a  los dos minutos estoy hiperventilando como una adolescente. Qué bien le quedan estos papeles…


Pero lo mejor del caso es que, esta vez, estudiando al chongo fílmico pude dar con una joya de la calidad de este Untraceable. Bendito sea el fanatismo aplicado.

7 comentarios:

  1. Hola loquita... estoy de acuerdo con vos en eso de la conciencia dormida. Vos sabés que no miro la tele y es por la banalización incluso de los temas que no lo son... muchas veces me siento impotente ante la "normalización" de lo que NO es correcto, simplemente porque es parte de lo cotidiano. Me enferma el uso de ciertos discursos que analizados con detenimiento son "terribles" o los juicios de valor en los que casi sin percatarnos caemos y que hacemos con una liviandad escalofríante. En fin, cualquiera me diría que sólo son palabras y sin embargo nuestro mundo se construye con el lenguaje... A veces escucho cada discusión instalada por los medios de comunicación dando por hecho siempre lo peor... Trataré de ver la peli =0)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal cual, coincidimos plenamente... vos sabés que me he planteado la posibilidad de usarla como recurso didáctico, para movilizar un poco a los pibes... es terrible eso que decís, de la normalización de lo que es un hecho aberrante... y que todo el mundo dé por sentado que debemos pensar así. Por eso fue una gran sorpresa, para mí, esta peli...
      Además de la razón obvia y banal que me llevó hasta ella, jeje...
      Y como decís y resalto: "Nuestro mundo se construye con el lenguaje". Ojalá podamos construir un mundo con palabras mucho más amables que las que vemos por ahí a diario...
      Gracias por comentar!

      Eliminar
  2. Mm, ahora tenemos que agradecerle a Don Billy que te lleve a percibir realidades. Parece un oxímoron, lo irreal te lleva a lo real. ¿Pero que es real ya?
    Soy más vieja que tu, y sé que este proceso de desensibilidad que mencionas precede al Internet pero nace del mismo origen: el mundo mediático y los mal llamados medios de comunicación.
    A mi la guerra del Golfo me impacto porque tenía mucha gente en el Medio Oriente que me importaban así que no me agarró impávida, pero recuerdo otras guerras. Lo de la antigua Yugoeslavia vino a impactarme con una portada de la Revista Times que mostraba prisioneros Bosnios. Viajo más al pasado. A comienzos de los 80’s, Irán e Irak están en guerra. El americano medio (y yo como habitante de USA) le echa porras a Irak, total Persia siempre será “la mala de la película”. De pronto la guerra se acaba o asumimos que acabó, ya no hay noticias sobre ella. Como no hay gente del Primer Mundo por allá nos olvidamos del asunto hasta que a fines de los 80’s leo un articulo que describe el pode de la prensa para “borrar” noticias. La guerra de Irak-Irán ha continuado solo que como no es noticia lucrativa, los medios de comunicación no la cubren. De esa manera descubro que el mundo de las noticias discrimina, decide que sucesos mundiales debemos conocer, y también que verdades se pueden ocultar o modificar.
    A fines de los 80’s, leí un articulo sobre los peligros de la manía de filmar videos. Hubo personas que se apostaban en sitios peligrosos de la carretera para filmar accidentes incluso dejaban que los accidentados no recibieran auxilio o que explotaran sus vehículos para poder conseguir videos mas impactantes y por lo tanto pedir más dinero por ellos. Ahí por primera vez tuve un alerta de esa insensibilidad criminal que hoy permea nuestra sociedad, nuestro entretenimiento. A mediados de los 90’s, recuerdo haber oído de juegos de videos tan cueles que en uno solo se ganaba tras extirpar la médula espinal al contrincante.
    Como ves todo eso fue anterior al auge de La Red y pavimentó el camino para la irresponsabilidad criminal, la conciencia dormida, y la sensibilidad anestesiada de tanto el público como de los que crean los espectáculos y las noticias que al final , son más shows mediáticos que realidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo con lo que comentas. Ahí percibimos cómo los medios de comunicación masivos, en el fondo, transmiten la incomunicación generalizada. Por eso hoy en día existen hasta ONG's que se dedican a fomentar la "comunicación alternativa", los medios periodísticos con responsabilidad social, que trabajan por fuera de los grandes holdings de noticias. Bueno, qué te puedo decir, en mi país sigue habiendo barullo por la nueva ley de medios audiovisuales que, supuestamente, intenta ponerle un límite a los monopolios de la información. No voy a entrar en mucho detalle porque es una discusión que se ha teñido, no de política (lo cual sería buenísimo) sino de politiquería barata, tanto desde el oficialismo como desde la oposición, al punto de convertir en un mamarracho algo que originalmente estaba muy pensado y era positivo. Pero volviendo al tema, la cuestión es que la realidad siempre nos llega "mediada" por el corte que le quiere dar quien nos la transmite, de ahí la importancia del espíritu crítico y de poseer más de un canal para acceder a ella.
      Impresionante esto que cuentas de los caza videos, no sabía nada del tema... qué desastre...
      Y claro, luego de lo de Irán - Irak, la gente en general comenzó a tomar conciencia que, si las cosas no aparecen en la tele, no quiere decir que no existan... sino que no le interesan al poder.
      Sí, mis hermanos jugaban al odioso videojuego ese... se llamaba Mortal Kombat. Yo, como es de suponer, lo ODIABA entrañablemente... por suerte fue una etapa corta en sus vidas, ellos en el fondo preferían jugar al fútbol y otros deportes en el "mundo real", jaja!
      Has visto, no todo en mi vida es chonguismo. A veces soy tan seria que el mismo afán fangirl me lleva de vuelta a la realidad... ;)

      Eliminar
    2. Es que comparadas a todos estos hobbys aberrantes, el chongerio es una actividad inocente y positiva. Mi pregunta es ¿quien es más culpable? ¿Los medios que pagan por un video por un escandalo trucado, por una noticia adulterada o por el sentimentalismo trucha de un Reality donde todos mienten y fingen emociones, o los que proveen material para todas esas realidades falsas que muchos aceptan como genuinas?

      Eliminar
  3. Me ha encantando tu post. Ha sido un analisis muy interesante.
    Oscar Wilde tenía razón cuando decía que "la vida imita al arte mucho mas que el arte a la vida", no creo que sea una cosa de internet simplemente. Creo que conforme ha avanzado la masificación de la comunicación se ha dado este cambio en la psique social, de tal forma que por un lado nuestra mente toma una concepción virtual y busca transformar su entorno(puede ser de manera física o no) para que se parezca mas a esa imagen mental, y por otro lado, quienes tienen los hilos de las marionetas, detrás de las herramientas de comunicación, se han valido de la manipulación para darnos una percepción prefabricada de acuerdo a las conveniencias políticas, económicas y sociales. Antes de internet o la televisión, tuvimos los diarios. Y antes de los diarios, los libros, pero claro. La imagen en movimiento, como representación de la "realidad" marcó toda una revolución en la vida del ser humano. Tanto es así, que muchas veces nos es mas fácil procesar algo que vemos, que algo que leemos. El homo sapiens ha dado paso al homo videns, un analfabeto funcional, mas parecido a Homero Simpson. Y para Homero, si pasa en la tele, entonces es real.
    Hace poco cayó un meteorito en Rusia. Cuando ví las imagenes, yo las asocié a una película de cine catástrofe, con unos impresionantes efectos especiales. Eso fue real! Pero, aun siendolo, porque no nos impresionamos? Por qué al día sgte, este mundo siguió girando sin pensar en un Apocalipsis? Estamos tan acostumbrados a trucos de magia que ya no nos importa cuando algo es real?
    Hay una película excelente, "Porque mueve el perro la cola", que habla bastante sobre la manipulación de la realidad.
    PD= no hay nada como descubrir una peli donde el chongo se luce, y encima es de buena calidad, el delirio fangirlero=)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ante todo, disculpame Dama! No ví tu comentario hasta hace un rato, nomás... soy una administradora horrible, no sé cómo seguir los post y por eso, si alguien me deja un mensaje, si no reviso uno por uno no me doy cuenta...
      Me quedo con tu frase: "estamos tan acostumbrados a los trucos de magia que ya no nos importa cuando algo es real?". Precisamente ese fue el temor que me asaltó cuando ví la película... esa virtualización de la vida misma que nos confunde, que lleva a mezclarnos los planos y que, aunque sepamos cuándo es real y cuándo no, nos insensibiliza frente a la catástrofe del otro.
      Y claro, la estrategia de manipulación es vieja, pero la televisión y la red le han dado nuevas tácticas, nuevas herramientas. Esto del homo videns lo atestigua. Y cómo se nota en educación! Cómo cuesta que los chicos presten atención a lo que leen. Y digo más, cómo cuesta que presten atención a cualquier cosa por más de diez minutos seguidos, sea lectura, video, música, etc. Le llaman, creo, la "cultura del zapping". Y ahora hay una versión renovada: la cultura del "clicking", que se aplica a internet... uffff... da para pensar tanto este tema...
      Lo más gracioso del caso era, precisamente, que mi intención era mirar una peli "para entretenerme y con caramelo para el ojo" porque recién comenzaba mis vacaciones de invierno y me quería desenchufar... menos mal que estaba don Billy, si no hubiera resultado muy deprimente la situación, je...

      Eliminar